Y los llamó por su nombre, diciendo: Pediréis al Padre en mi nombre, con
poderosa oración; y después que hayáis hecho esto, tendréis poder para
que a aquel a quien impongáis las manos, le confiráis
el Espíritu Santo; y en mi nombre lo conferiréis, porque así lo hacen mis
apóstoles.
Y Cristo les habló estas palabras al tiempo de su primera aparición; y la
multitud no las oyó, mas los discípulos sí las oyeron; y sobre todos aquellos a
los que impusieron las
manos, descendió el Espíritu Santo.
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