Oídme los que seguís la rectitud. Mirad a la roca de donde fuisteis cortados, y al hueco
de la
cantera de donde os sacaron.
Porque el Señor consolará a Sión; consolará todas sus soledades y tornará su desierto en Edén, y su soledad en huerto del Señor. Allí
habrá alegría y gozo, alabanza y voz de melodía.
¡Atiende a mi palabra, oh pueblo mío, y escúchame,
nación mía!, porque de mí saldrá una ley y estableceré mi justicia para luz del pueblo.
Cercana está mi justicia; salido ha mi salvación, y mi brazo juzgará a los pueblos. En mí esperarán
las islas, y en mi brazo confiarán.
Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad la tierra
abajo; porque los cielos se desvanecerán como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir; y de igual manera perecerán
sus moradores. Pero mi salvación será para siempre, y mi justicia no será
abrogada.
Oídme, los que conocéis la rectitud, pueblo en cuyo
corazón he escrito mi ley: No temáis la afrenta del hombre, ni tengáis miedo de sus ultrajes.
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