sábado, 10 de noviembre de 2012

ORACIÓN AL PADRE CELESTIAL.



He aquí, salí a cazar bestias en los bosques; y las palabras que frecuentemente había oído a mi padre hablar, en cuanto a la vida eterna y el  gozo de los santos,  penetraron mi corazón profundamente.
Y mi alma tuvo  hambre; y me  arrodillé ante mi Hacedor, y clamé a él con potente  oración y súplica por mi propia alma; y clamé a él todo el día; sí, y cuando anocheció, aún elevaba mi voz en alto hasta que llegó a los cielos.
Y vino a mí una  voz, diciendo: Enós, tus pecados te son perdonados, y serás bendecido.
Y yo, Enós, sabía que Dios no podía mentir; por tanto, mi culpa fue expurgada.

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