Si
a veces te sientes desilusionado con el mundo y su condición, ¡no te des por
vencido! ¡Es mucho el bien que podemos realizar en este viejo, pobre y triste
mundo nuestro si ayudamos a la gente a encontrar alegría, felicidad y Salvación
en Jesús! Tú personalmente puedes empezar a cambiar el mundo sembrando las
semillas de la Verdad del amor de Dios, una por una, corazón por corazón, día
por día, dondequiera que estés. ¡Y Dios hará crecer esas semillas! Puede que al
principio no parezcan más que unos brotecitos minúsculos, apenas unos
insignificantes retoñitos verdes. ¿Qué es eso en comparación con el bosque que
hace falta? Pues bien, ¡es el principio del milagro de una nueva
vida! Entonces, ¿por qué no intentarlo? ¡Aunque sólo hayas transformado una
vida con el poder del amor de Dios, habrás transformado parte del mundo! ¡Con
que sólo hayas cambiado tu propia vida, habrás cambiado todo un universo, la
esfera en que vives! ¡Y habrás demostrado que hay esperanza de poder cambiarlo todo!
Si se puede transformar una vida, queda demostrado que es
posible transformar otras vidas, y que el mundo se puede cambiar
empezando por una sola persona, ¡quizás tú!
¡Y
quién sabe, a lo mejor vivas hasta ver el día en que el mundo esté cambiado, y
lo haya hecho gracias a ti, por haber compartido el amor de Dios con los demás!
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