Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, aprueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
Difícilmente alguien
muere por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas
Dios demuestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún a pecadores,
Cristo murió por nosotros. Mucho más ahora, habiendo sido justificados por su a
sangre, por medio de él seremos salvos de la ira.
Porque si siendo
enemigos, fuimos a reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más,
estando ya reconciliados, seremos salvos
por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por medio
del Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la a reconciliación.
Por consiguiente, como
el a pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así
la muerte pasó a todos los hombres, por
cuanto todos pecaron. Porque aun antes de
la ley había pecado en el mundo; pero el pecado no se tiene en cuenta cuando no
hay ley. No obstante, reinó la muerte
desde Adán hasta Moisés, a
No hay comentarios:
Publicar un comentario