Los
Santos de los Últimos Días de todo el mundo trabajan a la par, sin importar
raza, color o credo, a la espera de ser buenos ejemplos dignos de emular. El
Salvador dijo: “… os doy el mandamiento de que todo hombre, tanto el que sea
elder, presbítero, o maestro, así como también el miembro … se dedique … a
preparar y a realizar las cosas que he mandado.
“Y sea
vuestra predicación la voz de amonestación, cada hombre a su vecino, con
mansedumbre y humildad” (D. y C. 38:4041).
No hay comentarios:
Publicar un comentario