miércoles, 3 de octubre de 2012

EL ESPÍRITU SANTO LLENA EL MUNDO CON SU LUZ.


Y sucedió que mientras leía, fue lleno del  Espíritu del Señor.
 Y leyó, diciendo: ¡Ay, ay de ti, Jerusalén, porque he visto tus  abominaciones! Sí, mi padre leyó muchas cosas concernientes a  Jerusalén: que sería destruida, así como sus habitantes; que muchos perecerían por la espada y muchos serían   llevados cautivos a Babilonia.
Y acaeció que cuando mi padre hubo leído y visto muchas cosas grandes y maravillosas, prorrumpió en exclamaciones al Señor, tales como: ¡Cuán grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios Todopoderoso! ¡Tu trono se eleva en las alturas de los cielos, y tu poder, y tu bondad y misericordia se extienden sobre todos los habitantes de la tierra; y porque eres misericordioso, no dejarás perecer a los que  acudan a ti!
Así se expresaba mi padre en alabanzas a su Dios; porque su alma se regocijaba y todo su corazón estaba henchido a causa de las cosas que había visto, sí, que el Señor le había mostrado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario