“Con todo mi corazón y el
fervor de mi alma levanto mi voz en testimonio, como testigo especial, y
declaro que Dios vive; Jesús es Su Hijo, el Unigénito del Padre en la carne. Él
es nuestro Redentor y nuestro Mediador ante el Padre. Fue Él quien murió en la
cruz para expiar nuestros pecados. Él fue las primicias de la resurrección, y
gracias a Su muerte todos volveremos a vivir. Cuán dulce es el gozo que dan
estas palabras: ‘¡Yo sé que vive mi Señor!’. Ruego que todo el mundo lo sepa y
viva de acuerdo con este conocimiento. Es mi humilde súplica, en el nombre de
Jesucristo, el Señor y Salvador. Amén”.
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