Y sucedió
que el Señor le mandó a
mi padre, en un sueño, que partiese para
el desierto con su familia.
Y
aconteció que fue obediente a
la palabra del Señor; por tanto, hizo lo que el Señor le mandó.
Y ocurrió
que salió para el desierto; y abandonó su casa, y la tierra de su herencia, y
su oro, su plata y sus objetos preciosos, y no llevó nada consigo, salvo a su
familia, y provisiones y tiendas, y se dirigió al
desierto.
Nuestro padre celestial nos habla constantemente, interpretamos esos sueños como del mundo, es cuando nuestro padre nos dice que debemos hacer para nuestra gloria y así poder magnificar su nombre aquí en la tierra ante el mundo, carente del conocimiento de su palabra y de un padre amoroso que quiere compartir todas sus maravillas con nosotros sus hijos amados.
MACB
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