miércoles, 19 de septiembre de 2012

«TOMAD, COMED; ESTO ES MI CUERPO QUE POR VOSOTROS ES PARTIDO.» (1COR.11:24)


 Él pan que tomamos en la comunión representa el cuerpo de Jesús. Es una ilustración de nuestra salvación física. Su cuerpo fue partido por nosotros de varias maneras. La corona de espinas, los golpes, los azotes, las heridas que sufrió, el dolor que padeció. No estaba obligado a padecer todo eso por nuestros pecados. Lo único que tenía que hacer era derramar Su sangre y morir por ellos. Pero Su cuerpo padeció para que así pudiera expiar también nuestras enfermedades: «¡Por Su llaga fuimos nosotros curados!» (Isa. 53:5) Tuvo que dar Su cuerpo para salvar los nuestros. ¡La mejor medicina del mundo es el cuerpo de Jesucristo, que fue quebrado para nuestra sanidad! Al tomar el pan demuestras que tienes fe en que Su cuerpo fue partido para tu salud, así que reclámala por fe cuando lo tomes. Si lo tomamos por fe, nos curamos por fe. Es parte de Su expiación para lograr la salvación de la totalidad del hombre: el cuerpo, el alma y el espíritu. Gracias, Señor, por este pan que representa Tu cuerpo partido por nosotros y por nuestra salud física. Ya que Tu cuerpo fue partido para nuestra curación, danos fe para tomarlo teniendo conciencia de ello. ¡En el nombre de Jesús, amén!

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