jueves, 20 de septiembre de 2012
LA OBEDIENCIA A LOS MANDATOS DE DIOS.
Porque he aquí, aconteció que el Señor habló a mi padre, sí, aun en un sueño, y le dijo: Bendito eres tú, Lehi, por lo que has hecho; y porque has sido fiel, y has declarado a este pueblo las cosas que yo te mandé, he aquí, tratan de quitarte la vida.
Y sucedió que el Señor le mandó a mi padre, en un bsueño, que cpartiese para el desierto con su familia.
Y aconteció que fue obediente a la palabra del Señor; por tanto, hizo lo que el Señor le mandó.
Y ocurrió que salió para el desierto; y abandonó su casa, y la tierra de su herencia, y su oro, su plata y sus objetos preciosos, y no llevó nada consigo, salvo a su familia, y provisiones y tiendas, y se dirigió al desierto.
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