¡En
el principio Adán fue el primer jardinero! Por muy perfecto que fuera el Jardín
del Edén, hacía falta alguien que lo atendiese, y Dios le dio a Adán el trabajo
de cuidarlo y mantenerlo. ¡El Señor esperaba que el ser humano mejorara Su
Creación!
¡Las
tareas de jardinería nunca acaban! ¡Hay que luchar constantemente contra los
insectos, las sabandijas, las alimañas, la podredumbre, los hongos, la humedad,
las enfermedades de las plantas y toda clase de ataques del Diablo! ¡El Jardín
de Dios lucha constantemente contra el jardín del Diablo! El jardín del Diablo
es el infierno y él trata de desplazarlo a la Tierra, para crear un infierno en
la Tierra. Se propone frustrar el plan divino y destruir el Jardín de Dios, a
los hijos de Dios, ¡pero no lo logrará!
¡La
vida es un gran jardín, una gran tarea y un gran aprendizaje, con muchas
enseñanzas, y aprendemos más cada día! ¡No hay jardinero que lo sepa todo, sino
Dios el Creador! ¡Todos los jardineros tienen que estudiar y aprender de otros
jardineros y de Dios, el Creador y Jefe, el Dueño del Jardín, el que lo creó!
¡Nosotros tenemos mucho que aprender y suficiente trabajo para mantenernos
ocupados de aquí a la eternidad!
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