Y
ahora os pregunto: ¿Qué bendiciones grandes nos ha concedido? ¿Podéis decirlo?
He aquí, respondo por vosotros;
porque nuestros hermanos los laminitas se hallaban en la obscuridad, sí, aun en
el más tenebroso abismo; mas he aquí, a ¡cuántos de ellos han sido guiados a
ver la maravillosa luz de Dios! Y ésta es la bendición que se ha conferido
sobre nosotros, que hemos sido hechos instrumentos en
las manos de Dios para realizar esta gran obra.
He aquí, miles de
ellos se regocijan, y han sido traídos al redil de Dios.
He aquí,
el acampo estaba
maduro, y benditos sois vosotros, porque metisteis la hoz y
segasteis con vuestra fuerza; sí, trabajasteis todo el día; ¡y he aquí el
número de vuestras gavillas! Y
serán recogidas en los graneros para que no se desperdicien.
Sí, las
tormentas no las abatirán en el postrer día; sí, ni serán perturbadas por los
torbellinos; más cuando venga la tempestad,
serán reunidas en su lugar para que la tempestad no penetre hasta donde estén;
sí, ni serán impelidas por los fuertes vientos a donde el enemigo quiera
llevarlas.
Mas he
aquí, se hallan en manos del Señor de la cosecha, y son
suyas, y las levantará en
el postrer día.
¡Bendito
sea el nombre de nuestro Dios! ¡Cantémosle loor;
sí, demos gracias a
su santo nombre, porque él obra rectitud para siempre!
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