Hay gente que pregunta: «¿Por qué no dejas a Jesús de
lado? ¿Por qué hablar de ese nombre? ¿Acaso no basta con decir «Dios», hablar
del amor de Dios y hacerlo todo en el nombre de Dios?» ¡Es que, en realidad,
esa es una condición impuesta por Dios, no por nosotros! Sólo se puede llegar a
Dios por intermedio de Jesús, nuestro Intercesor y Sumo Sacerdote (1Tim.2:5).
¡Jesús es el único que resucitó de los muertos y que puede darte el poder de
hacer lo mismo! La Biblia dice: «¡Y en ningún otro nombre hay Salvación!»
(Hechos 4:12) ¡Debemos orar en Su nombre, sanar en Su nombre, echar fuera
demonios en Su nombre, bautizar en Su nombre y predicar Su nombre! ¡Sin ese
nombre no hay poder alguno! ¡Todo lo que tenemos es en el nombre de Jesús!
«¡Todo lo que pidiéreis al Padre en Mi nombre», dijo Jesús, «Él os lo dará!»
(Juan 16:23) ¡Cuenta con milagros, y en el nombre de Jesús los verás! ¡Fíjate
en el Libro de los Hechos y verás la importancia que daban los primeros
discípulos al nombre de Jesús! ¡Únicamente predicaban y hablaban de Jesús! ¡Y
en ese nombre, el de Jesús, fue que obraron tantos milagros! En ese nombre
conquistaron el mundo: ¡Jesús! Y sólo en ese nombre lo conquistaremos también
nosotros: ¡Jesús! ¡Lo importante es Jesús!
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