El Diablo es capaz de decirte muchas verdades horribles acerca de ti, y ni hablar de las mentiras que puede contarte. ¡Una de sus tácticas favoritas, cuando quiere convencerte de que te des por vencido, es asaltarte con una descarga de dudas, pensamientos desalentadores y sentimientos de lástima de ti mismo! Si no mantenemos la mirada en el Señor y la mente en Su Palabra, nada nos librará de la duda, el desánimo y por último el fracaso.
¡Cuando estás desanimado, el Diablo trata de hacer que te enojes ante la verdad, pues teme que ésta lo derrote! ¡Y si te pones a escuchar las mentiras del Diablo, hasta olvidarás las Palabras de Dios! Si te pasas el tiempo prestando oído a sus dudas y murmuraciones, entonando una apesadumbrada cantinela, te olvidarás incluso de las alabanzas de Dios.
Por eso, reprende al Enemigo, en el nombre de Jesús, cuando te tiente con pensamientos negativos. Ponte a alabar al Señor, ¡y muchas veces la alabanza te elevará del hoyo al cual el Diablo trata de arrojarte! Cuando se te acerque sembrando dudas, mentiras y temores, no permanezcas inmóvil; haz algo: ¡canta, alza la voz, alaba al Señor, cita las Escrituras! ¡Pégale con la Palabra! ¡El Diablo no soporta la Palabra! ¡Dará la vuelta y echará a correr!
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