¡Nada «malo» sucede al cristiano sin que exista una causa espiritual! Siempre hay una buena razón; ¡es para enseñarnos algo, o se debe a nuestros pecados, faltas, errores, descuidos o desobediencias!
¡El Señor lo controla todo! ¡Nada sucede sin Su permiso... o el nuestro! ¡A veces nosotros mismos nos metemos en problemas, al provocarlos con nuestro descuido o falta de oración!
El Señor lo hace todo por una buena razón. Él dice que «todo proviene de Dios» y que «a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien» (2Cor.5:18; Rom.8:28). Él está tratando de prepararnos, disciplinarnos y corregirnos para volvernos mejores. Pero, como lo confiesa Pablo en Hebreos 12, ¡a veces la disciplina puede desanimarnos y nos sentimos tentados a abandonar, en vez de seguir luchando! ¡Sin embargo, cuando nos acercamos a ese punto el Señor siempre acude en nuestro auxilio!
«¡Nada ocurre a los hijos del Señor porque sí, todo es parte de un plan magistral; todo problema, revés, castigo o dolor, es un toque del Escultor celestial! Nada ocurre a los hijos del Señor porque sí: todo por Su mano ha sido trazado; pensando en Su Hijo ideó todo pormenor, y cuanto sucede ya está programado»
No hay comentarios:
Publicar un comentario