¡Es algo asombroso, maravilloso, que en todas partes
del mundo, prácticamente en todas las culturas, aun en los sitios más remotos,
cada persona parezca entender la diferencia entre el bien y el mal! Comprenden,
saben que ciertas cosas son pecado, y tienen leyes que las prohíben. Los
principios morales básicos de Dios son bastante universales. El Espíritu Santo
es fiel y le habla a cada uno al corazón, advirtiéndole cuando actúa mal. La
gente conoce la diferencia entre el bien y el mal. Tal vez no conozcan a su
Señor, el Evangelio, la Verdad ni las Buenas Nuevas de la Salvación, ¡pero
conocen la diferencia entre el bien y el mal! «Estos, aunque no tengan ley, son
ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando
testimonio su conciencia.» (Rom.2:14-15) Dios les da a todos al menos algo de
luz, ¡y juzgará a cada uno según haya obedecido esa luz que Él le dio!
Dios creó al hombre como un ser libre. Nos da a cada
uno el atributo soberano de escoger entre el bien y el mal, de obedecer la voz
guiadora de Dios, u obedecer la voz del Enemigo, del Diablo mismo. ¿Qué eliges tú?
¡A quién estás siguiendo?
MAC
No hay comentarios:
Publicar un comentario