sábado, 17 de noviembre de 2012

ORAR A MENUDO



Cualquier persona puede orar en cualquier lugar y en cualquier momento. Ya sea que estemos arrodillados, sentados o de pie; en voz alta o en silencio; en grupo o solos, Dios nos escuchará y nos contestará. Orar es tan fácil y tan sencillo que quizás no apreciemos el privilegio que es. Es una línea directa de comunicación con nuestro Padre Celestial quien desea ayudarnos con todos nuestros problemas y preguntas. Si bien Él no nos contesta siempre de inmediato o de la manera que esperamos, creemos en el pasaje de las Escrituras que dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7).
Se nos manda a orar a menudo, porque cuanto más hablamos con Dios, seremos más receptivos a Su guía por medio de los desafíos a los que nos enfrentemos. Este es un ejemplo de cómo las bendiciones al cumplimiento de los mandamientos son muy superiores al esfuerzo que ellos requieren.

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