sábado, 10 de noviembre de 2012

FE EN JESUCRISTO, REDENTOR.

Y él me dijo: Por tu  fe en Cristo, a quien nunca jamás has oído ni visto. Y pasarán muchos años antes que él se manifieste en la carne; por tanto, ve, tu fe te ha  salvado.

Ahora bien, sucedió que cuando hube oído estas palabras, empecé a  anhelar el bienestar de mis hermanos los nefitas; por tanto,  derramé toda mi alma a Dios por ellos.
Y mientras así me hallaba luchando en el espíritu, he aquí, la voz del Señor de nuevo penetró mi  mente, diciendo: Visitaré a tus hermanos según su diligencia en guardar mis mandamientos. Les he  dado esta tierra, y es una tierra santa; y no la  maldigo sino por causa de iniquidad. Por tanto, visitaré a tus hermanos según lo que he dicho; y sus transgresiones haré bajar con dolor sobre su propia cabeza.
Y después que yo, Enós, hube oído estas palabras, mi fe en el Señor empezó a ser inquebrantable; y oré a él con mucho y prolongado ahínco por mis hermanos, los lamanitas.
Y aconteció que después que hube  orado y me hube afanado con toda diligencia, me dijo el Señor: Por tu fe, te concederé conforme a tus  deseos.


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