lunes, 12 de noviembre de 2012

ESPERANZA Y FE.



Y además, amados hermanos míos, quisiera hablaros concerniente a la  esperanza. ¿Cómo podéis lograr la fe, a menos que tengáis esperanza?
Y ¿qué es lo que habéis de  esperar? He aquí, os digo que debéis tener  esperanza, por medio de la expiación de Cristo y el poder de su resurrección, en que seréis resucitados a  vida eterna, y esto por causa de vuestra fe en él, de acuerdo con la promesa.
De manera que si un hombre tiene  fe, es  necesario que tenga esperanza; porque sin fe no puede haber esperanza.
Y además, he aquí os digo que el hombre no puede tener fe ni esperanza, a menos que sea  manso y humilde de corazón.
Porque si no, su  fe y su esperanza son vanas, porque nadie es aceptable a Dios sino los mansos y humildes de corazón; y si un hombre es manso y humilde de corazón, y  confiesa por el poder del Espíritu Santo que Jesús es el Cristo, es menester que tenga caridad; porque si no tiene caridad, no es nada; por tanto, es necesario que tenga caridad.


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