lunes, 12 de noviembre de 2012

LA CARIDAD

La  caridad es sufrida y es benigna, y no tiene  envidia, ni se envanece, no busca lo suyo, no se irrita fácilmente, no piensa el mal, no se regocija en la iniquidad, sino se regocija en la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

Por tanto, amados hermanos míos, si no tenéis caridad, no sois nada, porque la caridad nunca deja de ser. Allegaos, pues, a la caridad, que es mayor que todo, porque todas las cosas han de perecer;
Pero la  caridad es el  amor puro de Cristo, y permanece para siempre; y a quien la posea en el postrer día, le irá bien.
Por consiguiente, amados hermanos míos,  pedid al Padre con toda la energía de vuestros corazones, que seáis llenos de este amor que él ha otorgado a todos los que son  discípulos verdaderos de su Hijo Jesucristo; para que lleguéis a ser hijos de Dios; para que cuando él aparezca,  seamos semejantes a él, porque lo veremos tal como es; para que tengamos esta esperanza; para que seamos  purificados así como él es puro. Amén.


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