jueves, 29 de noviembre de 2012

MURIÓ POR NUESTROS PECADOS.


Jesucristo murió por nuestros pecados. Él también organizó Su Iglesia mientras estuvo en la tierra, para que Él pudiera hacer que todos volvieran a Él si aceptaban Su evangelio (y para aceptarlo, ellos primero tenían que recibirlo). Cuando Cristo ascendió a los cielos, Su presencia no dejó la Iglesia. ÉL dirigió a los líderes de Su iglesia, los Apóstoles, por medio de revelación. Pero después de la muerte de los Apóstoles, las enseñanzas de la Iglesia cambiaron y se perdió mucho de la verdad.Algo de verdad permaneció, por supuesto, y muchas personas siguieron los mandamientos de Cristo de acuerdo a lo mejor de su conocimiento, pero los cambios introducidos a la Iglesia condujeron hacia una apostasía, un alejamiento general, y la Iglesia de Cristo misma fue retirada de la tierra. En Hechos 3:19-21, el apóstol Pedro profetizó que la Iglesia regresaría antes de la Segunda Venida de Cristo.
A través del Profeta José Smith, Dios restauró Su Iglesia a la tierra. Esta Iglesia, La Iglesia de Jesucristo (Iglesia Mormona) ha crecido ahora hasta incluir a más de 12 millones de miembros, quienes viven en muchas naciones. La Iglesia Mormona tiene la misma organización básica y las mismas enseñanzas que tenía la Iglesia creada por Jesús. La última parte del nombre de la Iglesia, “Santos de los Últimos Días”, es usada para distinguir la Iglesia del Salvador en nuestros días de Su Iglesia en los tiempos del Nuevo Testamento. Sin embargo, la primera parte del nombre, Iglesia de Jesucristo, claramente muestra que es la misma Iglesia, y que está fundada en las enseñanzas del Salvador.

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