miércoles, 28 de marzo de 2012

QUE MARAVILLOSO, SE EMPRENDIÓ EL VIAJE HACIA LA TIERRA QUE DIOS LES PROMETIÓ.

Lehí era un hombre justo. Él y su esposa tenían cuatro hijos llamados Lamán, Lemuel, Sam y Nefi. El señor ordenó a Lehí que lleve a su familia y a la familia de Ismael al desierto. El Señor le prometió a Lehí que ellos serían conducidos a un nuevo hogar en la Tierra Prometida si eran obedientes.


Una mañana Lehí encontró una brújula especial fuera de su tienda. Era la Liahona. El Señor le dio a Lehí la Liahona para guiar a su familia hacia la Tierra Prometida. Cuando Lehí y su familia eran obedientes, la Liahona señalaba la dirección donde tenían que dirigirse. Cuando se quejaban y no obedecían al Señor, la Liahona no funcionaba.

La familia obedeció al Señor. Empacaron sus tiendas y salieron al desierto. A medida que se desplazaban, cazaban para comer. Cazaban con arcos y flechas. El arco de Nefi se rompió así que no tuvieron comida. Todos estaban hambrientos y Lamán y Lemuel estaban molestos. Nefi hizo un arco. Él pidió ayuda a Dios. La Liahona le mostró donde cazar. Nefi fue hasta la cima de 
una montaña y mató a los animales para alimentar a su familia.





Durante 8 años la Liahona guió a las familias en el desierto hasta que llegaron al mar. Una vez ahí, Dios dijo a Nefi que construyera un barco. Éste los llevaría a la Tierra Prometida. Nefi no sabía cómo construirlo. Nefi fabricó instrumentos y Dios le indicó la manera de construirlo. Varias veces Nefi pidió ayuda a Dios y Él lo ayudaba. Nefi terminó de construir el barco y era un buen barco. La familia se alistó y se embarcaron en la nave.
Durante varios días el aire impelió el barco en dirección a la Tierra Prometida. Luego los hijos de Lamán, Lemuel y Ismael ocasionaron problemas. Nefi les dijo que obedecieran a Dios. Lamán y Lemuel se enfadaron tanto que ataron a Nefi con sogas. Ellos fueron tan malvados tanto que la Liahona dejó de funcionar. No sabían a dónde dirigir el barco, de pronto la tormenta llegó y sopló el barco en sentido contrario por tres días. El cuarto día la tormenta estaba demasiado fuerte que el barco estaba a punto de hundirse. Lamán y Lemuel temían morir. Ellos sabían que Dios estaba molesto con ellos y por esa razón desataron a Nefi. Él cogió la Liahona y funcionó nuevamente. Nefi oró y la tormenta se detuvo. Nefi pudo navegar hasta el Tierra Prometida.
1 Nefi 7-18

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