El "redil" o
"aprisco" era un lugar cercado que servía para proteger a las ovejas
y las cabras de las inclemencias del tiempo, de los merodeadores y de animales
salvajes, como los chacales y las hienas. Para los pastores* nómadas, el Redil era
-y lo sigue siendo- un lugar cercado erigido apresuradamente, hecho con
arbustos espinosos y ramas. Pero los pastores sedentarios construían rediles de
mejor calidad (Nm. 32:16): sus muros eran de piedra, a menudo cubiertos con
ramas espinosas, y en su interior había refugios para proteger a los animales
del frío y de la lluvia del invierno. El muro que circundaba el Redil tenía
sólo una puerta (Jn. 10:1), junto a la cual montaban guardia los pastores.
Cuando uno salía del Redil en
la mañana, las ovejas lo seguían espontáneamente (vs. 2-5). Varios pastores
podían asociarse para usar un redil, y Lc. 2:8, 15 y 20 parecería indicar que
tal era el caso de aquellos a quienes los ángeles les anunciaron el nacimiento
del Mesías. En las zonas montañosas de Palestina abundan las cavernas, que se
usan como rediles desde tiempos inmemoriales (cf 1 S. 24:3). Para ello, todo lo
que se necesita es que la entrada sea más o menos pequeña, fácil de cerrar; de
allí su popularidad entre los pastores.
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