miércoles, 2 de enero de 2013

¡LA CONCIENCIA ES LA PRESENCIA DE DIOS EN EL HOMBRE!



¡Es algo asombroso, maravilloso, que en todas partes del mundo, prácticamente en todas las culturas, aun en los sitios más remotos, cada persona parezca entender la diferencia entre el bien y el mal! Comprenden, saben que ciertas cosas son pecado, y tienen leyes que las prohíben. Los principios morales básicos de Dios son bastante universales. El Espíritu Santo es fiel y le habla a cada uno al corazón, advirtiéndole cuando actúa mal. La gente conoce la diferencia entre el bien y el mal. Tal vez no conozcan a su Señor, el Evangelio, la Verdad ni las Buenas Nuevas de la Salvación, ¡pero conocen la diferencia entre el bien y el mal! «Estos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia.» (Rom.2:14-15) Dios les da a todos al menos algo de luz, ¡y juzgará a cada uno según haya obedecido esa luz que Él le dio!
Dios creó al hombre como un ser libre. Nos da a cada uno el atributo soberano de escoger entre el bien y el mal, de obedecer la voz guiadora de Dios, u obedecer la voz del Enemigo, del Diablo mismo. ¿Qué eliges ? ¡A quién estás siguiendo?

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