ORACIÓN INTRODUCTORIA
Señor, gracias por los talentos que me has dado. No permitas que la apatía o el desánimo me lleven a enterrarlos o a utilizarlos para mi beneficio personal. Ilumina mi oración, permite que me acerque a Ti con confianza y con un corazón sincero, para desprenderme de mi voluntad y unirme más a la tuya.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta
parábola: Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus siervos y les
encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a
cada cual según su capacidad; y se ausentó. Enseguida, el que había recibido
cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el
que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se
fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho de
aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido
cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me
entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado. Su señor le dijo: ¡Bien,
siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te
pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegándose también el de los dos talentos
dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado.
Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al
frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegándose también
el que había recibido un talento dijo: Señor, sé que eres un hombre duro, que
cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio
miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo.
Mas su señor le respondió: Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde
no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a
los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses.
Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos.
Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun
lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de
fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
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