ESTO
OCURRIÓ MUCHO TIEMPO ANTES DE LA LLEGADA DE JESÚS A LA TIERRA Y NO LO CREYERON, NOSOTROS LO CREEMOS? EL VENDRÁ.
MACB
Lehi lleva a su familia al desierto junto al Mar Rojo Abandonan sus bienes Lehi ofrece un sacrificio al Señor y enseña a sus hijos a guardar los mandamientos Lamán y Lemuel murmuran contra su padre Nefi es obediente y ora con fe; el Señor le habla y es escogido para gobernar a sus hermanos. Aproximadamente 600 a.c.
Lehi lleva a su familia al desierto junto al Mar Rojo Abandonan sus bienes Lehi ofrece un sacrificio al Señor y enseña a sus hijos a guardar los mandamientos Lamán y Lemuel murmuran contra su padre Nefi es obediente y ora con fe; el Señor le habla y es escogido para gobernar a sus hermanos. Aproximadamente 600 a.c.
Porque he aquí, aconteció que el Señor habló a mi padre, sí, aun en un
sueño, y le dijo: Bendito eres tú, Lehi, por lo que has hecho; y porque has
sido fiel, y has declarado a este pueblo las cosas que yo te mandé, he aquí,
tratan de quitarte la vida.
Y sucedió que el Señor le mandó a mi padre, en un sueño, que partiese para el
desierto con su familia.
3 Y aconteció que fue obediente a la palabra del Señor; por tanto, hizo
lo que el Señor le mandó.
4 Y ocurrió que salió para el desierto; y abandonó su casa, y la
tierra de su herencia, y su oro, su plata y sus objetos preciosos, y no llevó
nada consigo, salvo a su familia, y provisiones y tiendas, y se dirigió al desierto.
5 Y descendió por los contornos cerca de las riberas del Mar rojo, y viajó por el desierto por los lados que están
más próximos a este mar; y viajó por el desierto con su familia, integrada por
Saríah, mi madre, y Lamán, Lemuel y
Sam, mis hermanos mayores.
6 Y aconteció que después de haber viajado tres días por el
desierto, asentó su tienda en un avalle situado
a la orilla de un río de agua.
7 Y sucedió que erigió un altar de piedras y presentó una ofrenda al Señor, y dio gracias al Señor nuestro Dios.
8 Y al río que desaguaba en el Mar Rojo dio el nombre de Lamán;
y el valle se extendía por las riberas del río y llegaba hasta cerca de su
desembocadura.
9 Y cuando mi padre vio que las aguas del río desembocaban en la
fuente del Mar Rojo, habló a Lamán, diciendo: ¡Oh, si fueras semejante a este
río, fluyendo continuamente en la fuente de toda rectitud!
10 Y dijo también a Lemuel: ¡Oh, si fueras tú semejante a este
valle, firme, constante e inmutable en guardar los mandamientos del Señor!
11 Esto habló por causa de la dureza de cerviz de Lamán y
Lemuel; pues he aquí, murmuraban contra su padre en muchas cosas, porque era un hombre Visionario, y los había sacado de la
tierra de Jerusalén, abandonando la tierra de su herencia, y su oro, y su plata
y sus objetos preciosos, para perecer en el desierto. Y decían que había hecho
esto por motivo de las locas imaginaciones de su corazón.
12 Y así era como Lamán y Lemuel, que eran los mayores,
murmuraban en
contra de su padre; y hacían esto porque no conocían la manera de proceder de aquel Dios que los había creado.
13 Ni creían tampoco que aquella gran ciudad de Jerusalén
pudiera ser destruida conforme a las palabras de los profetas; y eran semejantes a
los judíos que estaban en Jerusalén, los cuales procuraban quitarle la vida a
mi padre.
14 Y aconteció que mi padre les habló en el valle de Lemuel con poder, pues estaba lleno del Espíritu, al grado de que sus cuerpos temblaron delante de él, y los confundió, de modo que no osaron hablar
contra él; por tanto, hicieron lo que él les mandó.
15 Y vivía mi padre en una tienda.
16 Y sucedió que yo, Nefi, siendo muy joven todavía, aunque
grande de estatura, y teniendo grandes deseos de conocer los misterios de Dios, clamé por tanto al Señor;
y he aquí que él me visitó y enterneció mi corazón, de modo que creí todas las palabras que mi padre había hablado; así que no me rebelé en contra de él como lo
habían hecho mis hermanos.
17 Y le hablé a Sam, declarándole las cosas que el Señor me
había manifestado por medio de su Santo Espíritu. Y aconteció que él creyó en
mis palabras.
18 Mas he aquí, Lamán y Lemuel no quisieron escuchar mis
palabras; por lo que, afligido por la dureza de sus corazones, rogué al
Señor por ellos.
19 Y aconteció que el Señor me habló, diciendo: Bendito eres tú,
Nefi, a causa de tu fe,
porque me has buscado diligentemente con humildad de corazón.
20 Y según guardéis mis mandamientos, prosperaréis y seréis conducidos a una tierra de promisión, sí, a una tierra que yo he preparado para
vosotros, una tierra escogida sobre todas las demás.
21 Y según se rebelen tus hermanos contra ti, serán separados de la presencia del Señor.
22 Y según tú guardes mis mandamientos, serás puesto por gobernante y maestro sobre tus hermanos.
23 Porque he aquí, el día en que se rebelaren contra mí, yo losa maldeciré con penosa maldición, y no tendrán ningún poder sobre tu
posteridad, a menos que ella también se rebelare contra mí.
24 Y si tu posteridad se rebelare contra mí, ellos les serán por azote a tus descendientes, para estimularlos a que se acuerden de mí.
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