sábado, 8 de diciembre de 2012

DÍA DE REPOSO


Cuando Jesucristo estuvo sobre la tierra, los fariseos se reunían a menudo y le hacían a Jesús preguntas para confundirlo. Las respuestas a estas preguntas ahora son de las enseñanzas más valiosas que Jesucristo nos ha dejado. En cierta ocasión le preguntaron a Jesucristo cuál era el gran mandamiento de la ley. El respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37-39). La respuesta de Jesucristo superó la astucia de los fariseos, y resumió los diez mandamientos de una manera brillante. De los diez mandamientos que Moisés recibió, cuatro tienen que ver con la manera de demostrar amor a Dios. Estos son: no tener otros dioses, no hacer imágenes, no tomar el nombre de Dios en vano y guardar el día de reposo. Estos cuatro mandamientos representan cuatro maneras de demostrar amor a Dios. El día de reposo, por mucho tiempo olvidado, es un mandamiento que ayuda a demostrar que el amor hacia Dios es sobre todas las cosas.
El día de reposo es para dedicarlo al Señor. Al guardarlo seguimos el ejemplo de Dios. Dios dedicó un día para descansar. En Génesis se lee que después de haber creado la tierra y al hombre, Dios “reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis 2:2-3). El mandamiento que Él nos da es una invitación a hacer lo mismo. En Éxodo se lee: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó” (Éxodo 20: 8-11). El Señor específicamente dio el mandamiento de que el día de reposo debía ser un día diferente a todos los demás, en memoria de Su obra.
Cuando Jesucristo resucitó, el día de reposo llegó a ser el domingo. Después de recibir el mandamiento de guardar el día de reposo, el pueblo judío designó el séptimo día de la semana para dedicarlo a Dios. Como todos los mandamientos de la Ley de Moisés, este mandamiento era estricto en naturaleza, y los judíos se esforzaron por guardarlo. Con el tiempo, los líderes judíos comenzaron a agregar cosas que no eran necesarias. Por ejemplo, limitaron cuántos pasos una persona podía tomar, y qué tipo de nudos podían atar. Cuando Jesucristo comenzó su ministerio, se le criticó por las actividades que hacía en el día de reposo, pero Él enseñó: “el día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Marcos 2:27). Al resucitar Jesucristo, sus discípulos comenzaron a guardar el día de reposo el domingo. Jesucristo apareció a sus apóstoles mientras estaban reunidos, y siempre fue el primer día de la semana, domingo (véase Juan 20:19, 26). En Hechos se menciona que los discípulos se reunían el primer día de la semana para partir el pan, en memoria de Jesús (véase Hechos 20:7). El día domingo llegó a ser el día de reposo. En nuestra época el Señor ha dado el mandamiento de reunirnos el “día del Señor” que es el domingo (véase Doctrina y Convenios 59:12).
Hay ciertas actividades que debemos hacer para guardar el día de reposo. El Señor ha utilizado la palabra santificar al referirse a la manera de tratar el día de reposo. Para santificarlo, hay ciertas cosas que debemos hacer y no basta con sólo pasar el día en ociosidad. Aparte de descansar de las labores de la vida rutinarios, hay otras cosas que debemos hacer para santificar el día de reposo. A continuación se presentan algunas cosas que hacemos para guardar el día de reposo.
1. Asistir a las reuniones de la Iglesia y participar de la Santa Cena
2. Leer las escrituras y las palabras de los líderes de la Iglesia
3. Visitar a los enfermos, los ancianos o a nuestros seres queridos
4. Escuchar música edificante y cantar himnos
5. Orar a nuestro Padre Celestial en acción de gracia y alabanza
6. Llevar a cabo el servicio de la Iglesia al que hemos sido asignados
7. Preparar registros de historia familiar e historia personal
8. Compartir historias que edifican la fe y compartir el testimonio con miembros de la familia y compartir experiencias espirituales con ellos
9. Escribir cartas a seres queridos
10. Ayunar con algún propósito específico
11. Pasar el tiempo con los niños y otras personas en el hogar
En vez de limitarse a participar únicamente en las actividades mencionadas en esta lista, es mejor sólo hacerse esta pregunta al decidir si se debe o no participar en cierta actividad: ¿Me edificará e inspirará esta actividad?”.
Hay algunas actividades que por su naturaleza no se pueden suspender los domingos, como el trabajo de los hospitales, pero debemos tratar de evitar trabajar los domingos donde sea posible. Aún cuando una persona tenga que trabajar los domingos, debe tratar de esforzarse por mantener el espíritu del día lo más que sea posible.
Las bendiciones del día de reposo son espirituales y temporales. El espíritu de una persona se beneficia grandemente al obedecer el día de reposo. La Santa Cena da una oportunidad de renovar los convenios bautismales y recibir el perdón de pecados. La música y todas las otras actividades ayudan a fortalecer la fe. El Señor ha prometido a los que guardan este mandamiento: “la abundancia de la tierra serpa vuestra, las bestias del campo y las aves del cielo, y lo que trepa en los árboles y anda sobre la tierra; sí, y la hierba y las cosas buenas que produce la tierra, ya sea para alimento, o vestidura, o casas, alfolíes, huertos, jardines o viñas” (Doctrina y Convenios 59:16-17). Aparte de engrandecer el alma y acercarnos a Dios, el día de reposo trae prosperidad.
El día de reposo muestra nuestra devoción hacia Dios. Entre tantas actividad que acostumbran llevarse a cabo los domingos, debemos recordar el mandamiento que Dios ha dado, y dedicar ese día a fortalecer nuestra unión con Él. Si así lo hacemos, nuestro espíritu será bendecido y prosperaremos sobre la tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario