CUIDAOS A VOSOTROS MISMOS.
Pero
esto puedo deciros, que si no os
cuidáis a
vosotros mismos, y vuestros
pensamientos, y vuestras palabras y
vuestras obras, y si no observáis los mandamientos de Dios ni perseveráis en la
fe de lo que habéis oído concerniente a la venida de nuestro Señor, aun hasta
el fin de vuestras vidas, debéis perecer. Y ahora bien, ¡oh hombre!, recuerda,
y no perezcas.
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