Sed prudentes en
los días de vuestra probación; despojaos de toda impureza; no pidáis para dar
satisfacción a vuestras concupiscencias,
sino pedid con una resolución inquebrantable, para que no cedáis a ninguna
tentación, sino que sirváis al verdadero Dios viviente.
Cuidaos
de ser bautizados indignamente;
cuidaos de tomar el sacramento de Cristo indignamente,
antes bien, mirad que hagáis todas las cosas dignamente,
y hacedlo en el nombre de Jesucristo, el Hijo del Dios viviente; y si hacéis
esto, y perseveráis hasta el fin, de ninguna manera seréis desechados.
He aquí, os hablo
como si hablara de
entre los muertos; porque sé que tendréis mis palabras.
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