jueves, 13 de septiembre de 2012

EJEMPLO A MIS HIJOS



HIJO mío, da oído a mis palabras, porque te juro que al grado que guardes los mandamientos de Dios, prosperarás en la tierra.
Quisiera que hicieses lo que yo he hecho, recordando el cautiverio de nuestros padres; porque estaban en el cautiverio, y nadie podía rescatarlos salvo que fuese el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob; y él de cierto, los libró en sus aflicciones.
Y ahora bien, ¡oh mi hijo Helamán!, he aquí, estás en tu juventud, y te suplico, por tanto, que escuches mis palabras y aprendas de mí; porque sé que quienes pongan su confianza en Dios serán sostenidos en sus tribulaciones, y sus dificultades y aflicciones, y serán enaltecidos en el postrer día.
Y no quisiera que pensaras que yo se de mí mismo; no de lo temporal, sino de lo espiritual; no de la mente carnal, sino de Dios.
Ahora bien, he aquí, te digo que si no hubiese nacido de Dios, no habría sabido estas cosas; pero por boca de su santo ángel, Dios me ha hecho saber estas cosas, no por dignidad alguna en mí.

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