"En primer lugar, el espíritu es puro y se encuentra bajo el control y la influencia especial del Señor, pero el cuerpo es de la tierra y esta sujeto al poder del Diablo y bajo la poderosa influencia de aquella naturaleza caída que es de la tierra. Si el espíritu se doblega ante el cuerpo, el Diablo entonces tiene poder para vencer al cuerpo y al espíritu del hombre, y este pierde ambos.
"Acordaos, hermanos y hermanas, cada uno de vosotros, que cuando se os proponga hacer el mal, cuando este aparezca en vuestro corazón, es por medio de las cosas temporales. Cuando os sintáis tentados, abofeteados y os desviéis inadvertidamente de la senda; cuando se os sorprenda haciendo el mal, o cometáis inadvertidamente un mal patente; cuando os llenéis de pasión inicua y deseéis someteros a ella, entonces deteneos y permitid que el espíritu que Dios ha puesto en vuestros tabernáculos sea el que tome el mando. Si lo hacéis, os prometo que venceréis todo mal y obtendréis vidas eternas. Pero muchos, demasiados, dejan que el espíritu se someta al cuerpo, y son vencidos y destruidos."
2 Nefi 2:28-30
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