lunes, 4 de febrero de 2013

PORQUE HE DE CEDER AL PECADO?.


Y ¿por qué he de  ceder al pecado a causa de mi carne? Sí, ¿y por qué sucumbiré a las  tentaciones, de modo que el maligno tenga lugar en mi corazón para destruir mi  paz y contristar mi alma? ¿Por qué me enojo a causa de mi enemigo?

¡Despierta, alma mía! No desfallezcas más en el pecado. ¡Regocíjate, oh corazón mío, y no des más lugar al  enemigo de mi alma!
No vuelvas a enojarte a causa de mis enemigos. No debilites mi fuerza por motivo de mis aflicciones.
¡Regocíjate, oh mi corazón, y clama al Señor y dile: Oh Señor, te alabaré para siempre! Sí, mi alma se regocijará en ti, mi Dios, y la  roca de mi salvación.
¿Redimirás mi alma, oh Señor? ¿Me librarás de las manos de mis enemigos? ¿Harás que yo tiemble al aparecer el  pecado?
¡Estén cerradas continuamente delante de mí las puertas del infierno, pues quebrantado está mi  corazón y contrito mi espíritu! ¡No cierres, oh Señor, las puertas de tu justicia delante de mí, 
para que yo  ande por la senda del apacible valle, para que me ciña al camino llano!
¡Oh Señor, envuélveme con el manto de tu justicia! ¡Prepara, oh Señor, un camino para que escape delante de mis enemigos! ¡Endereza mi sendero delante de mí! No pongas tropiezo en mi camino, antes bien despeja mis vías ante mí; y no obstruyas mi sendero, sino más bien las vías de mi enemigo.
¡Oh Señor, en ti he puesto mi confianza, y en ti  confiaré para siempre! No pondré mi  confianza en el brazo de la carne; porque sé que maldito es aquel que  confía en el brazo de la carne. Sí, maldito es aquel que pone su confianza en el hombre, o hace de la carne su brazo.
Sí, sé que Dios dará  liberalmente a quien pida. Sí, mi Dios me dará, si no  pido  impropiamente. Por lo tanto, elevaré hacia ti mi voz; sí, clamaré a ti, mi Dios, roca de mi rectitud. He aquí, mi voz ascenderá para siempre hacia ti, mi  roca y mi Dios eterno. Amén.

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